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Prepararse a los cambios
El mercado laboral del siglo 21
Desaparecieron los trabajos de por vida. Desapareció la estabilidad y la seguridad. El mundo laboral se ha convertido en un mercado donde cualquiera entra y sale con la mayor facilidad; donde no hay funciones específicas ni jerarquías determinadas.
Después de aplicar procesos de reestructuración, tercerización, downsizing, de recurrir a las fusiones, adquisiciones y joint ventures, las organizaciones se han transformado tanto que a veces no se las reconoce. En ellas no corre más la forma tradicional y conocida de trabajar. ¿Qué deberá hacer una persona de ahora en adelante para lograr un cierto grado de tranquilidad en cuanto a su futuro laboral? "Resistirse no sirve, tiene que adaptarse", afirma William Bridges en Jobshift (Addison-Wesley Publishing Company).
En primer lugar, hay que reconocer que los trabajos que desaparecen no vuelven, y que la informatización está en el centro de la transformación. Sobrevive quien sepa manejar herramientas informáticas y se adapte a las nuevas exigencias. Sobrevive quien tenga iniciativa y no quien practique la obediencia. Desaparecieron los trabajos de por vida.
En semejantes circunstancias, aconseja Bridges, el empleado debe conducirse – dentro de la organización – más como vendedor externo que como empleado interno. Debe imaginar al empleador como un cliente que lo ha contratado para un proyecto, para que encuentre el producto y el servicio que la empresa necesita. La nueva dinámica del empleo se basa en la fluidez, no en la estabilidad.
El empleado, o quien busque empleo, deberá descubrir sus intereses, habilidades, temperamento y ventajas. Decidir con la mayor exactitud posible cuáles son sus proyectos a largo plazo. Olvidarse de la idea que dice que el currículum es un documento importante. ¿Por qué? Pues porque si un maestro utiliza su currículum para buscar otro empleo inevitablemente seguirá siendo maestro; pero si en cambio hace hincapié en sus habilidades – que sin duda son muy variadas --, sus posibilidades son infinitas. Cómo hacer la transición
Para facilitar el proceso se puede hacer una transición de tres etapas. La primera es comprender que algunas cosas se terminaron (como la noción de trabajo estable), que se revalorizan otras (como los afectos) y que otras (como los ingresos) se están redefiniendo.
La segunda es fijar metas y no cargar con responsabilidades innecesarias; aprender todo lo posible (leer libros, revistas, tomar cursos) y darse cuenta de que no sólo es posible sino tal vez necesario reorientar la propia vida.
Por último, comenzar de nuevo. Diseñar un plan para concretar las metas y salir a la calle a implementarlo.
Qué debe hacer la sociedad
La sociedad en pleno (organizaciones, individuos y las instituciones sociales) debe adaptarse a la realidad de un mundo en el cual el empleo fijo ha dejado de ser la base del trabajo de la gente. Los políticos y los gobiernos siguen aferrados a la vieja idea de que la prosperidad económica se logra a través del trabajo. Para hacer un aporte concreto, deben actualizar la legislación, flexibilizar el trabajo y contribuir al reciclaje de los trabajadores. Esto quiere decir, por ejemplo, brindar programas de capacitación en informática, gestión empresarial o de proyectos.
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