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EL MARKETING POLITICO
Los partidos políticos
participan a la vez de la causa social y del servicio
público. Como las causas sociales (pero de manera más
especializada que éstas) tienen como vocación declarada
hacer triunfar sus ideas, sus proyectos, sus candidatos,
con el fin de mejorar la sociedad. Tampoco disponen
de autoridad pública y en consecuencia tienen que venderse.
Resulta
fácil comprender la importancia que tiene el marketing
para ayudarles a conocer mejor a los electores y la
mejor manera de influirlos.
La lógica
nos lleva a pensar que la mejor manera de elaborar un
programa político debe empezar por conocer sistemáticamente
las aspiraciones y necesidades de los ciudadanos a los
que pretende servir.
ESTRATEGIAS
Por estrategias
se entiende en medios empresariales, la combinación
de modos que conducen a conseguir los objetivos fijados.
Será importantísima la planificación exhaustiva de la
estrategia a seguir. Tiempo y espacio, son asimismo,
factores con los que contar a la hora de llevar a cabo
nuestra estrategia electoral.
La abundancia
de medios estratégicos es necesaria pero no suficiente,
sólo una eficaz utilización de tales medios llevará
a la victoria, esto es, a la consecución de los objetivos
fijados.
En la
guerra la astucia, la sorpresa, el conseguir posiciones
estratégicas, la utilización dosificada y eficaz del
armamento, hacen que la inferioridad humana no sea una
barrera insalvable y una campaña electoral es una batalla
política.
Deben
fijarse:
· Estrategia
general.
· Política del candidato.
ESTRATEGIA
GENERAL
Una campaña
electoral es un esfuerzo de comunicación persuasiva.
Se trata de convencer al elector. Al elector se lo puede
convencer de dos maneras, una positiva y otra negativa,
a saber: Positivamente, esgrimiendo nuestro programa
como una arma frente al programa del adversario, esto
es, como instrumento de ataque político. Negativamente,
el programa se utilizará como defensa frente a los ataques
del adversario. La alternativa, al igual que sucede
en el fútbol, es saber si jugamos al ataque o a la defensiva.
El candidato
deberá utilizar cualquiera de las dos modalidades de
persuasión enunciadas para salir airoso de la confrontación
electoral. La segmentación del electorado y la posición
más favorable de nuestro candidato en cada segmento,
da origen a ofertas diferentes que no pueden ser opuestas
pero si flexibles.
Una estrategia
general deberá dar paso a esa elasticidad enunciada,
con el fin de conseguir una mejor adaptación a los problemas
electorales. Dicha estrategia deberá ser:
· Objetivos
y medios a utilizar.
· Programa.
FIJACION
DE OBJETIVOS Y MEDIOS A UTILIZAR
El primer
objetivo de un partido político es "vender su producto",
producto, por otra parte, aderezado de nobles intenciones
políticas y brillantes candidatos.
¿Cuántos
votos se quieren conseguir por cada zona, edad, sexo....?
La cuantificación de los objetivos (con estrategias
y tácticas diferentes para cada segmento) nos dará como
resultado una distribución de medios y recursos adaptada
a cada momento y necesidades de la zona.
De la
misma manera se analizarán los frutos que puede proporcionar
al partido las alianzas electorales con otros grupos
o formaciones políticas. De dicho análisis se desprenderá
el beneficio que dichas alianzas pueden proporcionar
al partido. Factor fundamental de la rentabilidad económica
de cada campaña electoral, hay que ver la posibilidad
de a cada 5 pesos invertidos sacarles el máximo provecho.
PROGRAMA
Se deberá
fijar un detallado programa de actos para cada campaña
electoral, de igual modo que en un crucero deberemos
tener perfectamente marcado el rumbo.
Se establecerán
con antelación suficiente los lugares a visitar, las
horas de llegada y regreso, las diferentes escalas a
realizar, los medios económicos y humanos necesarios.
Se trata, pues, de fijar todos los datos relativos a
la campaña promocional de nuestro candidato, estableciendo
"quién, cómo, cuándo y dónde" va a ser apoyado
nuestro partido. Para ello es necesario llevar a cabo
relaciones públicas y prospección. De cada acto electoral
deberán figurar: lugar, dirección, responsables y cuantificación
económica del mismo. Deberemos contar a tiempo con un
programa alternativo de la campaña, que nos permita
subsanar las incidencias y elementos perturbadores que
a última hora pueden surgir.
A titulo
de ejemplo, se expone a continuación el desarrollo de
la programación para la realización de un acto electoral.
Este deberá constar, al menos, de tres puntos:
· El
conjunto de los elementos que intervienen en la campaña.
· Que actos se van a realizar y coste de los mismos.
· El desarrollo de la campaña publicitaria.
PRESUPUESTO
El presupuesto
es la valoración económica de la estrategia elegida
y reflejada en el programa.
El presupuesto
deberá ser detallado y exhaustivo, nada puede quedar
fuera del presupuesto, cuya cuantía se dividirá por
zonas, medios, etc.. Las posibles desviaciones presupuestarias
deberán obedecer, en todo caso, a un cambio de estrategia
pero nunca a una mala gestión. Para controlar el gasto,
se establecerán controles por zonas, por conceptos,
etc., capaces de detectar las posibles desviaciones
presupuestarias a evitar. El propio control al que nos
hemos referido deberá estar contemplado en el mismo
presupuesto del partido.
POLITICA
DEL CANDIDATO
Es tarea
del partido conseguir que el candidato satisfaga la
demanda política del electorado.
La televisión,
la prensa y demás medios de comunicación pueden convertir
a una persona en personaje, un hombre del partido en
famoso candidato. Este deberá tener en cuenta todos
esos factores y fijará una política de actuación personal
dentro del programa del partido. Deberá saber utilizar
todos los medios de difusión para poder propagar su
imagen de tal forma que el espejo de su persona y las
trompetas de su voz provoquen un sonido atronador y
un resplandor deslumbrante, para conseguir de forma
fugaz convertir a los indecisos en creyentes y a estos
en "practicantes".
PERSONALIDAD
Nuestro
candidato deberá estar dotado de una fuerte personalidad,
capaz de diferenciarlo claramente de otros candidatos.
Hay que
dotarles de una personalidad pública popular. Se atiende
aquí a la demanda de los electores, demanda previamente
analizada, a la que deberemos dar satisfacción con un
candidato adecuado, un candidato del que no es suficiente
que sea bueno: Tiene que ser el mejor. Un candidato
que encienda la mecha de la confianza, de la seguridad,
lo bueno, lo apetitoso... Un candidato que sepa saciar
el hambre social de la comunidad.
La personalidad
del candidato irá intrínsecamente unida a su imagen
pública. Las cualidades de un buen candidato podríamos
resumirlas en:
· Capacidad
dialéctica.
· Oratoria.
· Firmeza.
· Tolerancia.
· Carisma personal.
· Integridad.
· Experiencia.
· Telepatía....
... en
fin: buena imagen pública.
Es necesario
que el candidato sepa rodearse de un equipo de colaboradores
que le asesoren, animen y que le ofrezcan salidas en
momentos de angustia, colaboradores de confianza que
constituyan, hasta cierto punto y en cierto modo, un
báculo moral de trabajo donde se apoya el candidato.
No se debe olvidar que el poder que otorga la facultad
de mandar hacer y el derecho de la soledad, de la gloria,
de la fama, y de la critica más despiadada. El líder
esta situado en la cima de una montaña a la que hay
que subir como si de un alpinista se tratase, trecho
a trecho, palmo a palmo, con tesón y dominio.
La cima
es el premio majestuoso cuya altitud permite observar
un mundo pequeño a sus pies y le da otra dimensión mientras
posee el sillón de la gloria. Pero cuando ésta termina,
o el sillón se hace incomodo, la soledad acude y la
montaña se hace inhóspita y es entonces cuando precisa
de ese equipo, de esos colaboradores que le animan a
seguir adelante.
Un político
nunca debe abandonar por haber perdido. Debe abandonar,
solamente, cuando ya haya cumplido su tarea, cuando
esta gastado. Es ahí cuando no debe hacerse eco de su
equipo, pues debe ser él quien deje el poder sin esperar
a que le obliguen a abandonar el cargo.
Un político
debe tener presente que el arte de prevalecer es el
arte de vivir, y para ello es necesario rodearse de
personas que le ayuden a vivir.
REPLICAS
Y CONTRAREPLICAS
Sin tener
que ser un excelente orador, el candidato debe, al menos,
dominar algunas técnicas dialécticas. Debe saber callar
a tiempo, escuchar, revocar los argumentos del adversario.
Es necesario para ello cierto dominio de la retórica
y la polémica, conocimiento del léxico político, agudeza
e ingenio, sagacidad verbal y fluidez.
Deberá
contar con una serie de frases hechas, argumentos y
razones que le permitan defender airadamente su programa
de partido, su ideología y su propia imagen.
Todos
estos argumentos y frases hechas revestidas de léxico
político han de ser fácilmente comprensibles por el
electorado.
El candidato
deberá dar la sensación de estar improvisando a cada
momento, aunque esa aparente improvisación sea el fruto
de un denodado trabajo en equipo.
Será
también conveniente que el candidato conozca el lenguaje
popular, los refranes, típicos y demás mensajes estereotipados
que conectan rápidamente con el pueblo.
Pero
al candidato se le habrá de facilitar también los puntos
débiles del adversario, sus zonas vulnerables y las
menos vulnerables, y como atacarlos, chistoso o sereno,
con reto o ironía.
Son imprescindibles
las intervenciones públicas del candidato. La masa electoral
puede no escuchar su discurso, pero sí sentirse junto
a él, estar en su entorno. Es por eso que las intervenciones
deberán ser muy numerosas, pues un distanciamiento con
respecto al pueblo hace descender su imagen de hombre
público.
La planificación
de dichas intervenciones deberá ser minuciosamente realizada
(fecha, lugar, acompañantes, seguridad, organización
de vítores, aplausos, gritos, preguntas, etc.).
Pero
fundamentalmente de las intervenciones del candidato
serán las ruedas de prensa, donde nuestro hombre deberá
presentarse con serenidad y destreza, con tolerancia
y seguridad en sí mismo y firmeza en sus opiniones políticas,
sin olvidar que los medios de comunicación hoy aprueban
y mañana hieren, pero tienen un poder en sus manos que
obliga a darles la primicia de la información, que algunos
modifican o tergiversan, según el caso y sus intereses.
Los contactos
con partidos extranjeros y personalidades relevantes
serán también pieza clave en la configuración del prestigio
público con que todo candidato debe contar.
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