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LA PRODUCTIVIDAD Y LOS INDIVIDUOS DE UNA ORGANIZACION
La dirigencia,
es decir el mando, es la clave de la organización respecto
a la productividad y a la moral. Las decisiones tomadas
por la dirigencia referentes a tipos de administración
y organización, son de importancia crucial para las
actitudes y conductas que el individuo desarrolla en
la organización. El dirigente que decide que la organización
actúe como una autentica maquina, es decir, que los
individuos sean verdaderos robots, por aquella decisión
determina el tipo de supervisión, de división y circulación
del trabajo y la conducta de los mandos que caracterizarán
la organización. El dirigente que confía en las personas,
más bien que en el sistema, infunde un espíritu diferente
en la organización y con ello inicia un patrón diferente
de relaciones entre los individuos situados en todos
los niveles. Es evidente que una organización se construye
desde la cumbre hacia abajo. Parte del pensamiento,
ideas y conducta del dirigente se extienden hasta incluir
su estado mayor y su plantilla técnica y se traducen
en una variedad de acciones y normas específicas de
conducta para toda la organización. Si las ideas originales
de la dirigencia son erróneas, las tendencias en el
pensamiento y acción que penetran en la organización
son casi irreversibles.
Por otra
parte, si el pensamiento básico de la dirigencia es
acertado, se reflejará también en toda la organización.
El problema
de dirección en una organización, es básicamente el
de conseguir la ayuda y la colaboración de personas
con recursos e intereses variables en la realización
de una tarea común, en la cual cada distribución personal
es justamente una parte del conjunto. La mayor parte
de las organizaciones son complejas, aún vista desde
un punto de vista técnico y formal. El dirigente a de
poseer, al mismo tiempo, conocimientos técnicos y sociales
y ha de llegar a utilizarlo de una forma inteligente.
Ha de ser rápido en las decisiones. Ha de ser personalmente
ambicioso para querer asumir posiciones de poder y no
obstante, suficientemente consciente para conocerse
a si mismo, reconocer sus idiosincrasias personales
y comprender el papel que desempeña en la estructura
social de la organización de la que forma parte.
Es importante
que la dirigencia fije unos marcados objetivos para
la organización y que éstos sean significativos, sensatos
e integrativos para grandes segmentos de la fuerza de
trabajo. Este es, de hecho, el primer peldaño al construir
una organización en la cual los individuos puedan satisfacer
las necesidades y demandas que llevan al lugar de trabajo.
Es evidente que los individuos no pueden empezar a satisfacer
sus deseos de reconocimiento y autoestimación hasta
que no conocen lo que han de hacer para ganar recompensas
y satisfacciones personales.
Una meta,
para ser efectiva en llevar a la gente a reunirse, a
trabajar en común, a seguir un comportamiento cooperativo,
necesita tener algo que ver con su trabajo diario. Además,
ha de existir alguna relación con el trabajo y actividad
de todos los individuos en una organización.
La dirigencia
no solamente debe fijar metas positivas a la organización
con el fin de agrupar a los individuos en un equipo
de trabajo efectivo, necesita también instruir un sistema
de recompensas y castigos para reforzar el deseo en
los individuos de realizar las tareas primordiales de
la organización. Los hombres quieren hacer aquellas
cosas que le producen recompensas y dejar de hacer aquellas
otras que traen consigo un castigo. Además las personas
sienten placer en la anticipación de la recompensa y
ansiedad y desconfianza en la anticipación del castigo.
La mayor parte de las situaciones de trabajo carecen
de recompensas de clase alguna. Hay que evitar a toda
costa que los empleados desarrollen sentimientos de
ansiedad y desconfianza que directamente influyen negativamente
en sus esfuerzos en el trabajo.
En cierto
modo, la falta de ambas cosas, premio y castigo, en
una situación de trabajo es peor que el castigo continuado
desde el punto de vista del esfuerzo laboral. El castigo
tiene, al menos, un efecto de estimulación sobre el
trabajador.
El efecto
peor de una carencia completa de recompensas y castigos
es el aburrimiento. Esto es, francamente, la situación
común hoy en día de muchas organizaciones.
Además
de las metas significativas de las que ya hemos hablado,
la dirigencia debe tener en cuenta también el problema
más difícil que es establecer una organización en la
cual las varias subfunciones y actividades tengan sentido
para los individuos.
Un aspecto
muy importante del problema que estamos desarrollando
es la falta de oportunidades de progreso que ofrecen
al individuo las organizaciones. Hay que tener en cuenta
que además conforme disminuyen sus oportunidades para
alcanzar un puesto superior en la organización, el individuo
se siente menos propenso a identificarse con las metas
fijadas por su organización.
La dirigencia
no puede realizar servicio más útil a la organización
que ofrecer y si es posible crear, oportunidades de
progreso para todos los individuos que demuestran voluntad
para ascender en los niveles superiores. La escala de
progreso no tiene que ser muy larga para la mayoría
de las personas.
El papel
que la dirigencia desempeña en una organización depende,
en parte, de sus nociones acerca de quienes constituyen
la organización. Existen dirigentes que conciben sus
organizaciones como prolongaciones de sí mismos, son
intolerables si sucede algo, sea bueno o malo, en lo
que no pusieron su mano y son suspicaces respecto a
los individuos en quienes no ven un reflejo directo
de sí mismos. Habitualmente, un directivo de este tipo
exige la mayor lealtad de sus auxiliares inmediatos,
a los que eligen entre los subordinados sumisos y dependientes,
que no piensan nada en absoluto y que se limitan a sentarse
alrededor y esperar a que el jefe tome todas las decisiones.
Sin embargo, y muy frecuentemente, un directivo así
engendra en su organización antagonismos y hostilidades,
contra las cuales hay cada vez más dificultad en solucionarlas.
La dirigencia
más efectiva para conseguir que las cosas se hagan y
para infundir entusiasmo y moral entre los individuos,
es la que es integrativa en sus pensamientos y acciones
con referencia a la organización. Es la clase de dirigencia
que concibe la organización como un sistema que incluye
a todos los que trabajan en ella. Se siente triunfador
en la extensión en que puede implicar a tantos individuos
como puede en los problemas de la organización. Se considera
como una parte funcional de la organización. Concibe
su tarea como ayuda, adiestramiento y estimulación a
los otros para que hagan el trabajo.
Una de
las prácticas más importantes que debemos fomentar es
la de participar al equipo de trabajo en la toma de
decisiones acerca de cosas que afecten a sus tareas
y al ambiente de trabajo. La participación es uno de
los mejores medios para implicar a los individuos en
su trabajo y en los problemas de su organización. Desde
un punto de vista psicológico, es difícil tomar una
actitud critica o rehuir la responsabilidad respecto
a cualquier cosa en cuya creación se ha tomado parte
personalmente. Se desea de todo corazón, que tenga éxito,
ya que afecta a la auto-estimación personal.
Una de
las responsabilidades primordiales de la dirigencia
es comprobar que realmente existe un alto grado de integración
y espíritu de equipo en todos los niveles de la organización.
Para llegar a esta tarea, el jefe superior debe saber
lo que sucede en todas las partes o escalas de la organización.
La dirigencia
puede desarrollar una magnifica labor para estabilizar
las relaciones en el lugar de trabajo, mejorando su
conducta al plantear cambios dentro de la organización.
Es evidente que la cooperación y el espíritu de equipo
no pueden desarrollarse en medio de condiciones inestables
y cambiantes.
Cualquier
cambio que sobrevenga en la organización no solamente
tiene repercusión de largo alcance, sino que casi invariablemente
produce sentimientos de inseguridad y ansiedad de posición
en algunos individuos.
Una organización
y especialmente una con alta moral, tiene una estabilidad
o equilibrio que llega a comprenderlo todo, desde el
concepto de rendimiento o jornada justa hasta las clases
de relaciones entre personas situadas en todos los niveles.
Esta estabilidad significa también una capacidad para
resistir los cambios rápidos y para protegerse de innovaciones
perturbadoras. En interés de la moral, es importante
mantener un alto grado de estabilidad interna y un alto
interés por la organización, es importante que la organización
sea adaptable a un mundo exterior cada vez más cambiante.
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