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EL
CONGRACIAMIENTO
El
término congraciamiento hace referencia a aquellos intentos
que realizan algunas personas (consciente o inconsciente)
de manejar una impresión, a fin de aumentar su atractivo
ante otra personas.
Muchas
de las técnicas empleadas en las relaciones públicas,
están basadas en este fenómeno psicológico, que seguidamente
vamos a describir en detalle.
Existen
tres tácticas de congraciamiento:
-LA
ALABANZA DEL OTRO:
Esta es una de las técnicas que más se emplean para
conseguir la benevolencia o el afecto de una persona,
que es el significado del término congraciar, según
el Diccionario de la Real Academia Española de la lengua.
Este
tipo de tácticas es el que más se parece a la adulación,
ya que adular no es sino hacer o decir con estudio lo
que se cree puede agradar a otro, con propósito de granjearse
su voluntad con fines interesados.
Mediante
el halago, el congraciador hace un balance de la otra
persona que resulta altamente positivo. Para ello, se
esforzará en cantar las excelencias y virtudes y correrá
un tupido velo sobre los defectos y puntos débiles de
su interlocutor. De este modo, como resultado de esta
operación, el balance no puede ser más positivo.
No es
estrictamente necesario que exagere los puntos fuertes
y las buenas cualidades del otro. Bastará con que omita
los aspectos negativos de la personalidad.
Lógicamente
y en cada circunstancias serán unas u otras las buenas
características de su personalidad que habrá que ensalzar
o silenciar, a fin de poder dar al otro la impresión
de que se tiene de él un magnifico concepto.
Parece
ser que a las personas les cuesta trabajo no apreciar
y sentirse atraídas por aquellas otras personas que,
a su vez, les aprecian. Y cuando esto no sucede así,
se presenta una disonancia que hace que la persona que
no corresponde con cariño a aquellas otras que la aprecian,
sufra una cierta tensión e incomodidad interior a consecuencia
del desequilibrio experimentado. Esta última afirmación
ha sido repetidamente probada, tanto en experimentos
de laboratorio como en estudios de campo.
Para
que ésta técnica pueda funcionar, es necesario que el
congraciador sea o parezca sincero. Desde el momento
en que su conducta sea percibida como pura adulación,
dejará de surtir el efecto deseado. Así pues, con independencia
de los sentimientos y afectos reales que tenga el congraciador
con respecto al otro, es necesario que lo que diga sea
creíble.
Esto
puede conseguirlo de distintas maneras. Por ejemplo,
intentando aminorar la dependencia que tiene con respecto
a la otra persona, de tal manera que parezca que no
necesita su ayuda o su beneficio para seguir adelante.
Una segunda
manera de lograr credibilidad consiste en utilizar otra
táctica algo diferente. En este caso el congraciador
juega con el factor tiempo, de tal manera que sus comentarios
favorables son distribuidos en el tiempo, haciendo un
especial hincapié en aquellas circunstancias en las
que no es posible obtener ningún beneficio.
La técnica
del halago puede mejorar sus beneficios si ésta se lleva
a cabo sin la presencia de la persona a la que va dirigida,
pero realizando sin embargo esta técnica cuando exista
una tercera persona que sabemos va a comunicárselo inmediatamente,
actuando a modo de caja de resonancia.
-CIRCUNSTANCIAS
QUE FAVORECEN LA EFECTIVIDAD DEL HALAGO:
Los halagos que no tienen una base auténtica, no son
efectivos. Esto es, no producen una reacción de aproximación
y simpatía, sino todo lo contrario. Cuando son claramente
exagerados y/o fuera de lugar, lo más que se puede conseguir
es una reacción contraria del presunto halagado.
A fin
de conseguir mayores resultados con el halago, es necesario
que lo que se dice sea más de lo que el halagado espera
o cree que merece, pero insistimos en que ello deberá
de ser, o al menos dar la impresión de ser, sincero
y justificado incluso siendo un poco (pero solo un poco)
exagerado.
De esta
manera, al satisfacer el ego del otro, se consigue que
éste termine por creer todo lo bueno que de él le dicen.
Si el que recibe el halago está satisfecho y feliz consigo
mismo y tiene confianza en sí, en ese caso necesitará
poco el apoyo de los demás, y paradójicamente, más justificados
y reales le parecerán los cumplidos que se le hacen.
El que menos seguro está de sí mismo es el que con más
recelo recibirá los elogios, pensando que pueden estar
burlándose de él. No hay ninguna excepción. El hombre
presumido también por presunción y vanidad se creerá
todo los elogios por que aunque sea injustificadamente,
la opinión que dé de sí mismo tiene es inmejorable.
Redundando
en el concepto anterior, podemos afirmar que cuando
una persona está firmemente convencida de que no posee
una serie de cualidades determinadas y alguien le dice
que es muy buena en una materia en la que esas cualidades
son absolutamente necesarias, automáticamente empezará
a desconfiar del adulador y a preguntarle qué es lo
que en realidad está buscando esa persona.
-OTRAS
TÁCTICAS DE CONGRACIAMIENTO MEDIANTE LA ALABANZA DEL
OTRO: Hasta
ahora habíamos hablado de potenciar las cualidades positivas
del otro, silenciando las negativas. Ahora comentaremos
cómo aumentar la credibilidad utilizando, también, juicios
negativos.
Un sistema
eficaz consiste en una combinación adecuada de opiniones
favorables y de otras negativas, pero de tal manera
que las cualidades negativas elegidas estén plenamente
asumidas y aceptadas por la otra persona y no le suponga
ninguna novedad el que alguien se las señales o las
reconozca. A su vez, se deberán enfatizar aquellas cualidades
positivas de las que la persona no está absolutamente
segura.
Lógicamente,
esta es una táctica no exenta de riesgo ya que si la
persona no reconoce o no acepta sus defectos, puede
sentirse atacada y en consecuencia, la técnica no surtirá
el efecto deseado. Por contra, el éxito obtenido puede
ser mayor al observar la persona que el congraciador
actúa con gran sinceridad al decirle, en su propia cara,
sus defectos y sus virtudes.
Una última
técnica de congraciamiento mediante la alabanza del
otro, sería la utilización de juicios comparativos en
lugar de juicios absolutos.
Así,
en vez de decirle a una persona lo excelsa que es en
tal o cual faceta, es mejor utilizar una comparación
con otras personas, que se saben son admirables o admiradas
por la persona en cuestión.
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