Indice
LAS
REUNIONES
Una
reunión se tiene que sustentar, entre otras muchas cosas,
en la persona que la dirige. Si la preparación del que
dirige o modera la reunión es exhaustiva, ésta será
un verdadero éxito.
Es necesario
e imprescindible realizar una buena preparación. Sin
apenas notarlo, en toda la reunión se transmiten las
cualidades personales de cada uno, su educación, su
formación, sus conocimientos generales, su experiencia
y sobre todo, exteriorizará si realmente domina o si
solo conoce sucintamente el tema de la reunión. Dirigir
una reunión y llevar "la voz cantante" es
un arte que muy pocas personas poseen.
Ante
todo, lo primero que hay que hacer es trazarse un plan.
Conocer perfectamente el tema base y prever las situaciones
y los problemas que puedan sucederse. Es preciso evitar,
en todo instante, tener que improvisar. Dentro del plan
trazado, habría que preparar los objetivos de la discusión
y las derivaciones que el tema principal pueda acarrear,
así como los puntos claves a discutir y las posibles
conclusiones finales.
El plan
trazado, con anterioridad a la reunión ha de poseer
una cierta flexibilidad y nunca una lista interminable
de apuntes que se han de llevar a cabo con rigurosidad.
Tendrá que ser una mera referencia a la que se acudirá
cuando sea preciso y esquematizar el asunto principal
para así poder determinar el fin de la reunión.
Si no
se conocen las actitudes y las personalidades de las
personas que van a componer la reunión hay que estudiarlas
en los primeros minutos. Ninguna persona es igual a
otra, y por lo tanto, ningún grupo es igual a otro.
Los métodos nunca se deben aplicar por igual en todas
las reuniones, los que sirven para una, pueden no servir
para otra.
El director
de la reunión deberá situar a cada uno de los asistentes.
Si la reunión se celebra alrededor de una mesa sería
conveniente que en cada puesto figurase un cartel con
el nombre o apellido de la persona que lo va a ocupar
y el cargo que tiene. Pero si la reunión se realiza
en una sala de sitios individuales, para conocerse entre
todos, se podrían facilitar unos distintivos en los
que figurasen los datos antes mencionados y que llevasen
en sitio visible.
Una vez
que hemos logrado situar a los asistentes, es preceptivo
realizar una salutación o bienvenida. Resulta sumamente
práctico, si no se han reunido con anterioridad los
mismos asistentes, aclarar una serie de premisas que
ayudarán y cooperarán para que la reunión transcurra
lo mejor y más fluida posible. Por ejemplo:
1)
Comunicar que cada asistente podrá exponer su opinión
libremente, aportando su experiencia y desde su
punto de vista.
2)
Los demás asistentes podrán expresar también su
opinión, pero por turnos.
3)
Hay que evitar las conversaciones privadas que,
casi siempre, lo único que hacen es distraer y no
son nada constructivas.
4)
Como es lógico, se expresarán opiniones diversas
y ningún asistente deberá irritarse o sentirse molesto
si no comparte esas ideas.
Es necesario
suscitar el interés del grupo desde el principio. Para
ello nada mejor que lanzar un slogan, una reflexión,
una frase de efecto, un breve esquema....Para que una
reunión sea fructífera tenemos que procurar, a toda
costa, la intervención de todos los asistentes. Es una
misión muy importante del director de la reunión. La
experiencia demuestra que si intervienen todos los asistentes,
la charla será más amena y pueden surgir grandes aciertos.
Si, por ejemplo, observamos que uno de los asistentes
no interviene, existen métodos para involucrarle en
el coloquio como pueden ser el pedirle directamente
su opinión o hacerle alguna pregunta basada en la opinión
antes expuesta.
De la
misma manera que se realizan resúmenes parciales en
una entrevista, es preciso hacerlos en una reunión.
Los participante no deberían abandonar la sala sin tener
unas conclusiones claras. Los resúmenes parciales son
muy útiles porque ayudan a mantener viva la atención
y el interés del grupo.
Si el
director de la reunión realiza preguntas para centrar
más el tema o para evitar que alguno de los asistentes
esté distraído, tiene que procurar que no se den respuestas
colectivas, es decir, que sólo y exclusivamente sepa
que contestará un asistente.
Las reuniones
suelen ser muy productivas si se saben dirigir y si
logramos que los asistentes intervengan. Estos saldrán
contentos e incluso, en algunos casos, muy motivados.
Pero hay que tener en cuenta algunos aspectos, como
pueden ser el procurar no hacer preguntas que pongan
en evidencia la ignorancia de los reunidos, las preguntas
deben ser expresadas con palabras sencillas y claras,
estimulando el pensamiento del interrogado.
Pensemos
que una reunión ha de tener unos objetivos perfectamentes
definidos. Toda reunión, dentro de lo posible, tendrá
un guión prefijado y unos puntos importantes que resolver.
Cuando somos convocados a una reunión, muchas veces,
creemos que es para perder tiempo y al final resulta
que no hemos sacado nada en claro ni provechoso. Deberíamos
tratar las reuniones como si de una charla se tratase:
atención, interés, convicción, deseo, y cierre.
Un asistente
a una reunión que no se destaca por el perfecto planteamiento
de sus intervenciones, pasará desapercibido totalmente
y llegará un momento en que ni siquiera se cuenta con
él.
Para
despertar el interés no hay nada mejor que involucrar
a todos en el tema. Hacer que cada uno de los asistentes
intervenga, según hemos dicho anteriormente. Hay que
trazar un "puente" por el que pasen cada uno
de los asistentes. Si no se establece una vía de comunicación,
faltarán las premisas indispensables para ponerlos a
todos en condiciones de afrontar la parte central que
es el fin y el motivo de la reunión.
Ha llegado
el momento en que la reunión llega a un instante decisivo.
Hay que aportar pruebas o ejemplos que avalen y obtengan
convicción de los asistentes. Para aclarar las ideas
y evitar que nadie se distraiga, es preciso que todos
vuelvan a oír otra vez los mismos conceptos revestidos
de otras palabras.
Los ejemplos
han de ser verosímil, corrientes y nunca exagerados.
Ganar
la aprobación de los asistentes utilizando unas frases
adecuadas a las circunstancias significa mucho más de
lo que podemos imaginar. El lenguaje ha de ser sincero
y muy sencillo.
El guión
previsto, que estará compuesto de varias partes, tiene
que procurar que éstas sean interdependientes pero guardando
una cierta proporción.
Una reunión
ha de ser provechosa para todos: para el que la dirige,
para los asistentes, para la Organización... Hay que
saber comunicarse y no hablar como un oráculo. Comportarse
como un hombre que está hablando de un tema, que más
o menos domina. "Saber es poder", si damos
esta sensación, alcanzaremos un éxito rotundo. Pero,
tengamos en cuenta que "no puede haber éxito si
no existe comprensión y no puede haber comprensión donde
no hay un intercambio de ideas".
Expondremos,
a continuación, algunos consejos que nos pueden servir
para cualquier reunión a la que asistamos:
1-
No mostrarse solemne, que no es lo mismo que serio.
2-
Hacer preguntas para conocer la mejor acogida de
las órdenes.
3-
Las sugerencias siempre tiene mejor acogida que
las órdenes.
4-
Llamar a los compañeros por su nombre.
5-
Recibir los comentarios con "buena cara".
6-
Es mejor no dar opiniones personales, si no hechos
concretos y lo más detallados posible.
7-
Vender ideas. Una vez conseguido esto, la venta
de la propia imagen se dará por añadidura.
8-
Dramatizar cuanto sea posible.
9-
Hacer un resumen de los argumentos expuestos.
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