Indice
EL
EXITO EN LAS ACTUACIONES
Continuamente
varias veces al día, sin darnos cuenta nos encontramos
actuando y lo que es muy parecido, negociando nuestra
actuación.
Diariamente
vivimos pendientes de las personas que nos rodean y
tenemos que procurar, a toda costa, que nuestras actuaciones
sean convincentes para que se tenga un buen concepto
nuestro.
Toda
nuestra vida que nos llega muchas veces, a parecer sumamente
monótona, está regída, de alguna manera, por cierto
número de actuaciones y negociaciones. Ahora bien, resulta
que las negociaciones de tipo comercial siempre se suelen
realizar en privado, sin ningún tipo de publicidad.
Cuando leemos los diarios detenidamente, podemos observar
las muchas negociaciones que se efectúan en nuestro
país y no digamos ya en el mundo entero.
Pero
¿nos hemos parado a meditar detenidamente, por qué actuamos
de tal o cual manera y por qué negociamos continuamente?.
Una de las causas podría ser la carencia de dominio
que tenemos sobre nosotros mismos y sobre los demás.
Debido a que los demás ven de forma diferente lo que
nosotros vemos, son necesarias las negociaciones dentro
de ellas. Siempre existirán personas que sobre intereses
tienen puntos de vista totalmente distintos a los nuestros.
Para poder dar solución a los contínuos problemas que
se nos pueden presentar diariamente, es preciso que
se lleguen a aceptar los intereses de las partes y no
se llegará nunca a una meta común si mantienen siempre
unos puntos diferentes y contradictorios.
Ante
todo, para llegar a tener éxito en nuestras actuaciones,
hay que recorrer un camino previo. Lo primero es prepararse.
"Una buena preparación es el camino más seguro
para llegar a una negociación satisfactoria". Si
no preparamos bien nuestra intervención, nos veremos
obligados a improvisar y esto es algo que debemos evitar
a toda costa. Cuando no estamos preparados, uno no tiene
más remedio que reaccionar de manera precipitada ante
los acontecimientos que de improviso se le planteen.
Ante todo hay que transmitir confianza y sin una preparación
anticipada, jamás lo lograremos.
Hemos
de mentalizarnos de que la preparación es una labor
constante a lo largo de todo el año. Es conveniente
procurar reunir la mayor cantidad de información posible
de la otra parte. Tenemos que saber la información que
vamos a dar a la otra parte y, sobre todo, el momento
y la forma de hacerlo.
Una vez
que hemos preparado nuestra actuación, viene lo que
podríamos denominar segunda fase y es el de la conversación
o diálogo. Es muy importante meditar esta etapa. Nunca
se ha de convertir en un monólogo. Esta fase nos puede
proporcionar todo tipo de información sobre las intenciones
de nuestro interlocutor. El diálogo que debemos mantener
nos permitirá explorar los temas que, en principio,
nos separan y nos ayudará a contrastar las hipótesis
que sobre él hicimos durante la preparación. Pero...
hemos de eliminar de nuestra actuación el hábito de
interrumpir a nuestro interlocutor. Insistimos "la
persona que interrumpe a otra, le está diciendo realmente
que cierre la boca".
El remedio
es muy sencillo, escuchar más y hablar menos. Ahora
bien, es más fácil decirlo que llevarlo a la práctica.
Reconocemos que es preciso realizar un gran esfuerzo
para mantener un diálogo correcto. Si bien, una vez
que caigamos en la cuenta que lo hacemos naturalmente,
inmediatamente aprenderemos a hacerlo intencionadamente.
Si no
escuchamos lo que nos dice nuestro interlocutor y cómo
lo dice, pasaremos por alto las posibles "señales"
que nos está haciendo y que, siempre, nos indicaran
el camino a seguir. Si no queremos ver éstas señales
sólo tenemos dos caminos: o empezar una discusión que,
dicho sea de paso, no nos conducirá a nada bueno, o
retirarnos con lo que tampoco obtendremos nada positivo.
Hay que estar muy atento para captar, inmediatamente,
éstas posibles señales que, voluntaria o involuntariamente,
nos haga nuestro interlocutor.
Es muy
rara la actuación, que en una negociación realicemos,
en la que todo nos salga "redondo". Siempre
existen algunas dificultades que trataremos de limar,
si es que antes sabemos enterarnos de cuales son.
Después
de la preparación, la conversación o diálogo y la atención
hacia las "señales" viene el cierre. Pero
en el momento de cerrar hay que tener en cuenta que
la credibilidad de nuestro cierre, del tipo de cierre
que utilicemos, determina la reacción del interlocutor.
"El momento del cierre influye decisivamente en
su credibilidad". Si intentamos cerrar excesivamente
pronto, podrá interpretar ésta actitud como un acto
hostil. Un intento de cierre prematuro puede suponer
arriesgar la misma posibilidad de cerrar.
La finalidad
del cierre es llegar a un acuerdo. Para que el cierre
sea aceptado debe satisfacer, de manera suficiente,
las necesidades de la otra parte. Si ésta prefiere seguir
resistiéndose a nuestros argumentos, sea porque se opone
decididamente a ellos no habrá cierre.
Si seguimos
y tratamos de practicar con cierta asiduidad estas indicaciones
que exponemos, alcanzaremos un alto porcentaje de éxito
en nuestras actuaciones en las negociaciones y lo que
es más importante, en nuestra vida diaria.
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