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Indice
EL
ARTE DE CONDUCIR
Cuanto
menos se note el accionar de alguien, tanto mejor, si
un jefe, dirigente, gerente, presidente, se hace notar
cuando está mandando, algo en la organización no está
funcionando adecuadamente.
Algunos
definen el poder como la capacidad para hacer lo que
uno quiere. A partir de que el hombre es un ser social,
hacer lo que uno quiere, a menudo, involucra a otras
personas.
El diccionario
define autoridad como el poder que tiene una persona
sobre otra que le está subordinada. Es así como los
concepto de poder y autoridad están entremezclados y
ligados.
El hecho
de pertenecer a una empresa, cualquiera sea la posición
que uno ocupe, significa que renunciamos a algún control
sobre nuestro trabajo. Esta premisa no es reconocida
y aceptada de igual forma por todos.
En el
contexto de la dirección del trabajo dentro de las organizaciones,
vamos a desarrollar algunos conceptos vinculados al
poder y sus trampas y algunos conceptos sobre el ejercicio
de la autoridad.
¿Quien
tiene el poder?. Gregory Bateson, decía que el poder
era una situación relacional. Alguien tiene poder si
hay otro que lo otorga. Entonces quien tiene el poder,
el que lo otorga o el que lo recibe. Por consiguiente
no se puede tener un simple, control unilateral del
poder, siempre dependeremos de alguien para tomar decisiones.
EL PODER
Etimológicamente
poder proviene de una voz indoeuropea, poti,
quiere decir "jefe de familia o de clan" que
deambulaban en los tiempos de las cavernas. Entonces,
lo primero que hubo fue el mando absoluto del "jefe".
De él nació incluso el genérico sentido de "poder"
en cuanto capacidad para hacer algo en cualquier terreno.
Parecería ser que lo primero que hubo fue ordenar y
obedecer. Primero el jefe de familia, luego el rey,
un todopoderoso, a él y solo a él le pertenecía el secreto
de sus decisiones.
Las creencias
sobre el poder y las trampas del poder:
a)
Para el todopoderoso, la trampa es creer que
puede controlar la situación sin ayuda de nadie, que
no necesita tener en cuenta a los más débiles para
establecer alianzas, el que se cree más fuerte se
tienta a imponer su voluntad y a cometer abusos.
b)
Para el sin poder, la trampa es creer que debe
estar agradecido por cualquier limosna que le tiren,
no reconocer que puede aumentar su poder haciendo
alianzas con otros, el que se cree más débil se tienta
a ofenderse, resistirse o exponerse a ser abusado.
Muchas
veces se confunde el concepto de poder, con uso de la
fuerza. Fuerza es tomada como un concepto de denominación,
hay cierta tendencia a identificar el poder con la capacidad
de victoria, es decir ejercerlo sobre otra persona u
organización.
Estas
confusiones y tendencias se hacen notorias en los abusos
del poder, entendiendo abuso como usar mal, excesiva,
injusta, impropia e indebidamente alguna cosa.
Los abusos
de poder del tipo: ¡Por que si!, ¡Se hace así por que
lo digo yo!, ¡Yo soy el jefe y basta!, ¡No me van ustedes
a enseñar a mi como se hace!, ¡Si no le gusta ya sabe
lo que tiene que hacer!, ¡Cumpla sus ordenes y basta!,
no son buenos para ninguno de los que participan en
la situación.
La sombra
agazapada del poti permanece en las relaciones donde
hay una autoridad.
La víctima
del abuso puede obedecer pero lo hará con enojo y no
va a reconocer la legitimidad de la autoridad, reaccionará
con hostilidad, bajará su autoestima, disminuirá su
rendimiento, estará más expuesto a errores y accidentes,
etc.
El que
manda de esta forma, también es una víctima de la misma
situación, por que ve en los demás riesgos y peligros,
insuficiencias y defectos, tampoco es confiable para
sus subordinados, pierde el contacto con ellos, por
lo tanto de lo que sucede.
Cuando
en una organización el liderazgo y las normas son rígidas,
fijas e inmutables, la comunicación es indirecta, vaga
e insincera. Esta es una manera infalible de crear una
organización problemática.
Si en
cambio, el liderazgo y las normas son flexibles, apropiadas
y sujetas a cambios, la comunicación es directa, clara,
especifica y sincera. Si bien no hay garantías, así
existen más probabilidades de generar una organización
vital, que apoya y nutra a sus miembros.
Si bien
hay personas que nacieron para ser líderes, para ejercer
autoridad, lo cierto es que la mayoría de las personas
que ocupan posiciones de liderazgo, ya sea en naciones,
grandes y pequeñas organizaciones, lo hacen a través
de una exigente y disciplinada preparación. Hay algunos
recorridos para llegar a liderar. Es necesario que alguien
quiera hacerlo, eso hace a la motivación del líder,
luego, es necesario que crea que pueda hacerlo, esto
está vinculado con la autoestima, seguidamente, es bueno
saberse líder, reconocerse como tal, hace a la identidad,
y finalmente, todo esto es posible si uno sabe hacerlo,
es decir, si hay capacitación.
En síntesis
el arte de conducir, de liderar, de ejercer la autoridad,
esta basada en el conocimiento, en la experiencia, en
la capacidad para hacer participar a los otros, en la
confianza propia y de los otros, en la motivación para
hacerlo, en la capacitación más que en el uso de la
fuerza, la amenaza, el creerse dueño de la verdad, el
único poseedor del conocimiento y el conocedor de todas
las respuestas.
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