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CONSEJOS AUTOMOTOR
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¿Diesel o naftero?

El precio de la nafta sufrió (y sufre) incrementos constantes a lo largo de las décadas que han hecho cambiar radicalmente a los conductores argentinos la forma de pensar cuando llega la hora de comprar un auto.
La mayoría de la gente, cuando piensa en cambiar el auto, saca cuentas para saber si le conviene o no torcer la decisión de compra de un auto naftero por un diesel. Después de ver si los resultados se ajustan a su conveniencia, hace una lista al tanteo de los coches que le gustan. La decisión final está próxima. Para echar más luz sobre el asunto decidimos orientarlo con algunos números, como para que vaya palpitando la compra de su futuro vehículo y no se equivoque.
Como piedra fundamental de esta nota debemos aclarar que generalmente el precio de un auto gasolero es mayor al de un naftero de la misma gama que a veces posee mayor nivel de equipamiento de serie que uno similar propulsado a gasoil. Doble problema: encima que de entrada hay que pagar más plata por el diesel, tiene menos equipamiento, lo que obliga a recurrir a la lista de opcionales que las fabricas elaboran para cada modelo.

¿El naftero tiene ventajas?
Hoy resulta antojadizo decir que un motor diesel posee desventajas con respecto a un naftero, ya que los primeros han evolucionado vertiginosamente. Si hacemos un análisis puramente técnico abarcando los últimos diez años, podemos afirmar que los motores diesel han sido desarrollados con mayor velocidad en cuanto a tecnología que sus archirrivales nafteros.
Con la introducción de sistemas de alimentación de combustible más modernos y numerosos progresos en la parte electrónica se han reducido los ruidos que hacían los motores diesel de épocas pasadas. A su vez, se ha conseguido un mejor aprovechamiento del combustible que ingresa al motor, mejora que se traduce en menor consumo y contaminación.
El pique y la velocidad final, asignaturas pendientes de los diesel del pasado, han mejorado sustancialmente con la introducción de los tan mentados turbocompresores. Con la ayuda de estos la aceleración ha cambiado: ahora son ágiles y tienen aire suficiente como para sobrepasar vehículos largos en la ruta sin bajar cambios. Pero algo interesante es que en algunos casos llegan a desarrollar velocidades superiores a los 200 km/h, algo impensado hace 20 años. Con este panorama los nafteros casi ni se extrañan, más si sigue aumentando la nafta como lo ha hecho en estos últimos años.
Tal es el meteórico avance de estos motores que los autos de la categoría de un BMW, Mercedes Benz, Volvo o Saab poseen por lo menos una versión diesel con todo el equipamiento que uno se puede imaginar, encima llegan casi a 200 caballos de potencia, con una durabilidad superior a la de un naftero, según como se lo trate.
Con todos estos datos, la decisión está en sus manos. Solo es cuestión de investigar un poco y sacarse las dudas de a una.

Algo más que un nombre diferente
A pesar de que la nafta y el gasoil son derivados del petróleo en crudo, este es sometido a diferentes procesos químicos, llamados refinación, que determinan su transformación en uno u otro producto. Básicamente, lo que se hace en la refinación es separar el petróleo crudo en varias partes constituyentes (moléculas), etapa que se denomina destilación primaria. Luego, las moléculas son alteradas y purificadas para obtener los diferentes productos derivados, dependiendo de la forma en que se vaya limpiando y reconstruyendo la estructura molecular del crudo.
Con respecto al motor, si uno lo observa a primera vista, se da cuenta que es casi igual al de un naftero: ambos realizan la combustión en la parte interna y funcionan en cuatro tiempos (admisión-compresión-explosión-escape). Además los cilindros, los pistones, bielas, el cigueñal, el carter y la tapa de cilindros, entre otras, poseen ciertas similitudes con los que equipan a un motor propulsado a nafta.
Pero si observamos al microscopio cada una de estas piezas notaremos diferencias en los materiales que las componen. Las partes de un motor a gasoil son más resistentes que las de uno a nafta pues tienen que soportar una relación de compresión de 19:1 hasta 23:1, cifras superiores a la de un motor equipado a nafta, cuya compresión oscila entre 6:1 y 11:1, excediendo el límite superior en el caso de autos deportivos de altas prestaciones.
En el caso de un diesel, el encendido se realiza de distinta manera y el combustible ingresa a través de una bomba inyectora (inyección indirecta) o inyectores a presión para el caso de los más modernos con inyección directa del tipo common-rail. En tanto los nafteros usan carburador o inyección electrónica, de funcionamiento diferente a la del diesel.
Por último, resta aclarar que ambos motores trabajan a diferente temperatura y nivel de exigencia, por eso los lubricantes que emplea cada uno de ellos son de diferente tipo y grado.

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